Míralos, ¡Tan silenciosos!
Tal vez amplíen en unos pocos días la lista de divorciados.
No hace más de
tres horas estaban cenando y sonriendo en un lugar muy fino; asistiendo a uno
de esos eventos del mes del amor y la amistad, que son perfectos para una
pareja que no hace algo especial desde ya hace un buen tiempo.
Mientras
estaban recordando ese día en que se conocieron (a lo que suelen recurrir para
hacer emotivo el momento), Julia percibe un contacto visual entre una joven que
hacía parte de la logística del evento y el hombre con quien está casada desde
hace cuatro años. Fue extraño, es decir, no era la primera vez que Tomás
cruzaba miradas con alguien más, pero sí la primera vez que Julia tenía ese
sentimiento y que la dejaba allí sentada con una explosión interna sin ninguna
razón justificada más allá del «sexto sentido».
Pero ¿Qué podía hacer? Amaba mucho a Tomás, confiaba
en él, entonces ¿Cómo le reclamaría?, ¿Se basaría en una mirada? No era su
estilo y además creía firmemente que lo más importante era la confianza. Así
que con el tono más normal que pudo, le preguntó a su esposo—: ¿La conoces? — Él
terminó de comer la porción que había tomado en ese momento y le respondió —: ¿A
quién? —A la chica que está junto a la mesa de los regalos, ¿La conoces? —. Tomás
se demoró unos cuantos segundos en responder hasta que finalmente señaló —Sí, a
ella le compré las boletas para venir aquí—. Julia no sabía que más decir, así
que solo murmulló lo que apenas daba un indicio de lo que pasaba en su mente—
Mmmm… ya.
Sobre la joven no se dijo nada más. Tomás retomó el
tema con el que estaban y aunque Julia trataba de seguir la conversación de
manera coherente, no podía dejar de pensar en esa chica que sin una belleza muy
«despampanante» se convirtió en su competencia
Al concluir la cena, la pareja que con esfuerzo
reunió para asistir a la elegante noche, volvía a casa en metro. Ya han pasado
algunas horas, y Julia necesita hablar sobre lo que vio. No es una celosa, pero
tampoco es de las que hacen como si nada hubiese pasado cuando siente una
barrera entre ella y su esposo. Así que… ¡Ah! ¡Lástima! Ya llegué a mi estación.
Supongo que Julia y Tomás o como sea que se llamen, ni se conocen pero es
divertido crear historias para hacer más ameno el recorrido.
Muy bueno
ResponderEliminarMe gusto mucho un final inesperado, muy bueno.
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