Ya
eran las cuatro de la mañana y decidí tomarme el último ron. Sonaba una canción
de Serrat y cuando terminó me bajé de la silla y decidí salir a buscar un
hotel.
Negocié
la habitación por veinte mil pesos y entré rápidamente a buscar la cama pues ya
estaba muy cansado y sentía que moría.
Es
hermoso partir sin decir adiós….
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