Miles de veces he realizado este trayecto; las mismas
cuadras, por el mismo lado de la acera, dos veces al día; y mientras camino, me
resulta imprescindible contar: adoquines flojos, usuarios de bicicleta, ancianos
solitarios, habitantes de la calle, en fin, una larga lista de cosas que llaman
mi atención: colillas de cigarrillo, lectores de periódico, paseantes de perros,
parejas que se besan… Ocho menos cuarto. La librería se encuentra en el primer
piso de un antiguo edificio; ingreso por la puerta auxiliar desde el vestíbulo,
enciendo las luces y busco la libreta para anotar los nuevos datos (el día de
hoy no he registrado ningún beso). Estudié estadística en la universidad, pero
luego de graduarme me encontré más a gusto en compañía de las letras. Subo las
rejas, organizo las vitrinas, y escojo un libro en la sección de novela
romántica que guardo en el cajón bajo la registradora. Ocho en punto. Abro las puertas
que dan a la calle y recibo el aire frío, único visitante que ingresa a esta
hora. En la acera de enfrente, seis palomas picotean las sobras de una cafetería,
llegan cinco más y dos salen volando, espantadas por un niño de unos seis años que
corre alrededor de una vendedora ambulante. La mañana se desarrolla entre
revisar la ubicación de los libros, atender un par de clientes y mantener mi
libreta actualizada (el dato de los besos permanece en cero). A las doce, la
calle se llena de personas que salen a almorzar; el quince por ciento de los transeúntes
observará las vitrinas, y de estos, uno de cada diez entrará en la librería. Es
el último viernes del mes, por lo que sé que ella vendrá, y entonces, voy a
aventurarme a obsequiarle el libro; llevo observando desde hace varios meses la
manera delicada como pasa las páginas, los movimientos de su boca mientras lee
en voz baja, la emoción tras sus anteojos cada vez que compra uno de esos
libros románticos. Doce y cincuenta. La veo descender los escalones de la
entrada, me mira, y hace temblar mi mano que abre el cajón bajo la
registradora; ahora sonríe, y mi rostro que intenta responderle, debe acomodar
lo mejor posible la expresión de sorpresa, al ver a un hombre que se acerca y la
besa. Saco el libro del cajón, y mientras lo regreso a la estantería, me
pregunto, si volveré a contemplarla a solas algún día. Una en punto. Estoy
anotando en mi libreta el dato del beso, cuando la escucho decir: Quiero llevar
este libro. Hago un cálculo rápido de probabilidad al recibir el mismo libro que,
hasta hace un instante, he tenido guardado para ella. Es probable que el libro
no esté en venta, respondo. ¿Qué tan probable?, pregunta. Aprovecho que su
acompañante se aleja, para susurrar: Solo se puede pagar con un beso.
Bella la trama, buen tema el de los números y las letras, atrapa para un desenlace inesperado.
ResponderEliminarAveces las circunstancias nos llevan a dejar el miedo atrás y tomar decisiones importantes. Que bueno, ojalá la mujer le siga el cuento al pobre hombre enamorado.
ResponderEliminarAveces las circunstancias nos llevan a dejar el miedo atrás y tomar decisiones importantes. Que bueno, ojalá la mujer le siga el cuento al pobre hombre enamorado.
ResponderEliminarBuen ritmo narrativo.....excelente mezcla de números y letras.
ResponderEliminarQuien no arriesga no consigue, aún cuando cueste un buen insulto por lo atrevido... Jejejeje. Buena trama y final inesperado.
ResponderEliminarEn tan poco tiempo y espacio la historia logra capturar tu atencion. Mezcla interesante de números e intriga por el romance.. Me gustó mucho!!
ResponderEliminarEn tan poco tiempo y espacio la historia logra capturar tu atencion. Mezcla interesante de números e intriga por el romance.. Me gustó mucho!!
ResponderEliminarMe gusta...Te atrapa y te lleva hasta el punto en el q deja a la imaginacion del lector completar el cuento con la posible respuesta de la joven.
ResponderEliminarMuy bonito, bueno y divertido. Con un buen descenlace...aunque un poco apresurado... asi es la vida llena de sorpresas.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe recuerda que yo cuento cuanto veo por la calle. Muy bueno y logró captar mi atención y el final a gusto del lector es muy apropiado.
ResponderEliminarUna historia bien narrada, aunque es corta tiene gran cantidad de detalles que transportan al lector, buen final. Interesante propuesta de el autor.
ResponderEliminarObservador, romantico y aprovecho el momento
ResponderEliminarMuy ingenioso 💑
ResponderEliminarExcelente final.. Aunque algo inesperado, da sentido total al cuento. Me parece genial como involucras la profesion del persona en los detalles de la historia. RMR
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarque buena historia, atrapante, muy sensorial y para nada predecible :D
ResponderEliminarUna vez empiezo a leer no puedo parar. Veo claramente la escena... Me gusta la sección de novela romántica que el autor guarda en el cajón bajo la registradora. Me encantan los detalles de la primera escena.
ResponderEliminarBreve, sustancioso y con un final que cada quien completará a su manera.
ResponderEliminarMe gusta mucho, toda la acción que ocurre de cosas tan cotidianas y que no es nada fuera de lo normal, de repente se vuelve interesante gracias a la narrativa. Me encantó el final y la probabilidad que queda abierta a la imaginación del lector.
ResponderEliminar