Por Luz Elena Gómez Monsalve
Como
querías que no sintiera miedo?, cómo entender el porqué de tus desvelos, si
allí muy cerca al muro, sentía que me veías acariciar el mundo, sentir un
sudor frio que iba carcomiendo la
esencia de mis huesos, con un mirar profundo y sin sentir recelo?
Quise
palpar la nada, ahondar en los latidos, rememorar las tardes, esas tardes
efímeras donde entendía todo o no entendía nada; porqué el amor desangra,
porqué la fina risa expresa con su mueca
una alabanza al cielo y en medio de la nada se deja adormecer?
Quise
estallar en llanto, quise tomar el vuelo, sentir que aun podía enaltecer mi
ego, quise además muy dentro saber que no era un viejo sumido en los recuerdos
de tus vagos anhelos, por perseguir los
sueños que un día me persiguieron y que
acabaron lentos sumidos en el suelo.
Pero…
sentí de
pronto que mi cielo no es tu cielo, que el mío es un recuerdo, que el
tuyo es solo un cielo lejos del sentimiento, que me envuelve en el asfalto más
cerca del infierno, que de mi propio cielo.
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