viernes, 11 de marzo de 2016

AV. CARRERA AFANES #CALLE PREOCUPACIONES - 74 APTO. 302

Por Isaac Morales Perez

Uno a uno los pernos de la cerradura encajan perfectamente sobre la llave de tono plateado,
que entre mi pulgar y mi índice derecho sostengo con fuerza, una enorme puerta se abre a
un nuevo día, a un nuevo comenzar, a una nueva página en blanco para escribir. Ocho
escalones me separan de la Avenida Carrera Afanes, un corredor de automotores y
motocicletas que nunca respira en paz, ni siquiera en el falso “día sin carro”, vehículos de
todo tipo caminan muy lento sobre esta avenida, llevan muchas palabras y preocupaciones,
muchas vidas ya agotadas y muchas otras recién desempacadas, algunos con uniformes y
loncheras nuevas, que se asoman por las ventanas de los gigantes blancos con cola y frente
negro-amarillo. También van enlatados oficinistas, amas de casa, empleadas del servicio
doméstico, ancianos con una orden de electrocardiograma y nunca falta la caravana del
Concejal Pompilio El Gordo, quien a las 7:30 de la mañana recorre toda la avenida para
llegar a su despacho y ensanchar su panza, mas grande que el hueco fiscal que sufre la
educación en el país. Sobre la Avenida Carrera Afanes, en la intersección con la Calle
Preocupaciones, se levanta un semáforo, que en lugar de agilizar el tráfico, lo complica,
parece que no tuviese control, pasa de rojo a verde y viceversa en dos segundos, en
ocasiones decide descansar y se apaga por un día completo, y es ahí cuando Preocupaciones
y Afanes chocan, tan fuerte es la discusión que ninguno de los dos cede para continuar con
el ritmo de la ciudad, las bocinas y el smog se escapan a borbotones; en ese semáforo vive
el Señor Adams, igual que la marca de gomas de mascar que vende. El Señor Adams se
escurre entre los vehículos para ofrecer sus chicles a los conductores aireados, preocupados
y afanados. Después de caminar una cuadra encuentro la Calle Preocupaciones y en medio
de ella un sendero peatonal que parece una trocha del Chocó, por lo abandonada, ahí está el
señor Ruso con sus dos Pastores Alemanes y su pala de excremento canino, el señor Ruso
tiene una rutina diaria de saludar a los vigilantes de los edificios vecinos y de comprarle
chicles al señor Adams. La mayoría de los días son iguales, entre Afanes y Preocupaciones
antes de llegar a mi escuela de estudios profesionales, pero hoy una cuadra antes de cruzar
la Avenida Incendio Forestal, de once carriles, veo un niño de unos 4 años corriendo con
mucho afán y sin un zapato, pero con un uniforme verde oliva, parece tener un rumbo
definido; se siente cierta conmoción sobre la Avenida, una mujer tendida en el piso y un
BMW detenido en el tercer carril, cerca de ellos un pequeño zapato. Todos los días se
encuentran los afanes y las preocupaciones. Todos los días tengo los míos también,
atravieso el campus y uno a uno se van haciendo lista en mi cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario