viernes, 11 de marzo de 2016

LADRÓN

Por Verónica Astudillo Valencia


Sentí frío, un frío que solo los muertos pueden soportar, vi como las luces se apagaban de a poco, oía cómo el ruido estrepitoso del momento se convertía en un profundo silencio, me sentí morir estando vivo...
La miraba como ella solía mirarme a mí, pero con una emoción diferente. ¿Qué es el amor? Muchas veces me pregunté, ¿era algo? ¿Era alguien? Para mí era ella
Ambición, codicia... Mi vida solo era eso. Hacía daños sin pensar en las consecuencias y me sentía satisfecho al ver mi vida completa así; ella nunca supo quién era yo y yo la amaba aun sabiendo que ella amaba a alguien totalmente diferente a mí. Él también sabía que yo la amaba, que era mi vida, por eso vi su sonrisa malévola disolverse en la oscuridad al mismo tiempo en que lo ojos de ella perdían ese brillo que alumbró todo mi existir y mi alma abandonaba mi cuerpo para siempre.
Siempre me sentí superior a él, pero en éste ajedrez, el peón dio jaque mate. No recuerdo qué le robé, solo sé que fueron muchas cosas, cosas que, sumadas, no serían ni la más mínima parte de lo que él me robó a mí.

Ella me robó el corazón y el me robó mi vida, ella... Un ladrón robado. 

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