miércoles, 2 de marzo de 2016

EL CARGADOR DE MUERTOS

Por Hernan Dario Oquendo Lopez

_Otra vez soñé con lo mismo Carmenza. Llevo tres noches soñando que a Francisco Vargas lo matan en el potrero que es de don Agustín, el que queda arriba en la Quiebra. Y yo bajo al pueblo cargando con él a la espalda.
_ ¿Pero quién lo va a matar Carlos Arturo? si ese señor es muy buena gente. Póngase a pensar: ¿por qué él va a subir a la Quiebra? si se la pasa todo el día en la tienda.
_ Ayer escuché en el pueblo que están volviendo por aquí. Usted sabe que para ellos cualquiera es culpable.
En los tiempos de Conrrado a Carlos Arturo le había tocado cargar con varios muertos a la espalda, traerlos de donde los habían matado. Se acostumbró a cargarlos porque nadie más en el pueblo se atrevía. Sin embargo, soñar con tener que hacerlo de nuevo le hacía vibrar la sangre. No es que fuera supersticioso y estuviera viendo el sueño como una premonición de que a don Francisco lo fueran a matar. Carmenza su esposa tenía razón: ¿Por qué lo harían? y ¿quién? si después de que la guerrilla matara a Conrrado y a los quince muchachos en la  emboscada de la Quiebra, a nadie más de esa gente se había visto en el pueblo.
Pero de todas formas se pasó el día en el corte de caña preocupado. Y fue por eso que ver a un desconocido preguntando  por Francisco Vargas le  dió mala espina.
_Yo no sé quién es ese.
_ ¿Quién me podrá decir donde lo encuentro?, tengo que decirle algo.
_El no vive por aquí.
El hombre cogió la trocha y se fue. Carlos Arturo caminó a su casa.
_¿Qué te pasa Carlos Arturo, estás pálido?
_ Un forastero está preguntando por don Francisco.
_¿Seguís con lo del sueño? el tiene negocios con mucha gente, debe ser algún cliente.
_ Ese sueño me va a volver loco Carmenza ¿Tendremos que aguantar otra vez esta bendita intranquilidad?
Carlos Arturo se lavó los pies con agua caliente y se acostó. Durmió pero no soñó. Lo despertaron los disparos que venían del lado de la Quiebra, de allá del potrero de don Agustín.
_ No salga Carlos Arturo que esa gente volvió.

_ Voy por el muerto Carmenza. No me espere para desayunar.

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