Por: Jefferson Wilder España
¿Estás?, llegue casi a rastras, he resbalado en el pastizal y creo que me he torcido el tobillo mientras corría de los perros desde tu portón; la noche está muy oscura, me pregunto si te importará lo que me paso, aunque después de todo ya estoy frente a tu puerta, ahora no sé si tocar; solo traje esto para ti, es un regalo, lo que te prometí; sabes que soy muy malo en aquello y siempre suelo demorarlo pues no me considero bueno en escribir ni mucho menos al amor, soy muy plano es lo que dicen, a decir verdad es lo que creo de mí; jamás he escrito algo digno de sorprender o enamorar a alguien, jamás pensé en ti, si, jamás pensé en ti, ni siquiera cuando tu abuela toco mi puerta cierta tarde buscando referencias de donde vivías, yo ni siquiera te recordé y la pobre se fue sin saber de su más querida nieta.
Como
podrás ver no movías nada en mí, ni siquiera regocijo sentía al verte, excepto
aquel miércoles, el día que pase cerca del viejo portón de tu finca, a lo lejos
vi tu silueta, tu aire me inundo de alegría, sentía que ahogaba de placer, fue
raro, recosté mi cabeza sobre la macana que sostenía el cercado, y puse mis
brazos sobre el viejo alambrado, ya casi no puyaba de lo desgastado, a decir
verdad fue lo que menos me importo, solo me detuve a observarte embelesado con
el asiduo arreglar de tus flores, parecías benigna para ellas, tu su protectora
y para mí como un ángel que adorar. Perdóname, pase de ser un fantasma huyente
de tu luz, ahora eres la creadora de mis sueños, y yo allí parado viéndote
regar tu jardín, atravesaste mis ojos y desde entonces solo pienso en ti muy
lentamente, y en las noches te dibujo dentro de mí, y en el alba te borro para
volverte a dibujar en mi corazón al desayuno, ya la cuchara queda limpia en la
cena, fría y celosa de que yo parafrasee cosas en mi mente, de esas que llaman
amor, de esas que me hacen pisar charcos de agua como un niño y reír como un
tonto al recordar tu sonrisa hasta que finalmente te abstraigo en la efímera
imagen en la que siempre estamos juntos, unas veces sonriendo en el pastizal
mientras esperamos el atardecer, otras veces riéndonos de lo más simple como
que tu gato en la noches se cree perro pues le ladra las estrellas, y yo un
gato que ronronea y hace piruetas al observar tu sonrisa; bendita sonrisa que
ya me tiene loco, delirando y escribiendo locuras, ignorándolo todo, como un
lucero en la esquina más lejana del universo, solo brillando, viviendo para
iluminar tus rosas, tus hortensias y lirios, alumbrando para que vivas junto a
mí, arrancar de mi la timidez, derroche de humanidad limitada que hace pensar
que seré tu superhéroe eterno, que cuidara de ti en estas diatribas, aun cuando
lo único que quiera es poder algún día morir a
tu lado.
Y aquí lo tienes te escribí dos
cartas, creo que las dejare bajo tu puerta.
Niña de mi realidad, anhelo ver
tu rostro al leer la segunda, cuando por fin sepas quien soy.
¡Genial!, me despertó al alma.
ResponderEliminar¡Genial!, me despertó al alma.
ResponderEliminarHola Jefferson, tu recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado, un esfuerzo total es una victoria completa. Tus ganas por ser a cada instante alguien mejor harán que día a día avances mucho más hasta lograr todos tus objetivos, con esto nos demostraste a todos que nada es imposible cuando se trabaja con entrega y dedicación, felicitaciones y que sigas logrando cosas importantes en tu vida :)
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