Por Julian David Aranguren Gaona
Fue
fácil ver al grillo, aun desde tan lejos. Un verde distinto al del moho de por
acá. No se vale decir: punto de moho acercándose. O: pared teñida de grillo.
Qué tal. Puestos a contar, aquello fue notar sólo los contrastes en color y en
sonido, porque todos sabemos cómo hace un grillo. Un verde más y más intenso, y
gorjeos más y más claros; pam, para dentro. Ligero dolor, raspa un poco, pero
sobre todo: gorjeos sólo para mí. Lo demás, descripción: vivía con tres, con
otras gentes, en un piso pequeño, lleno de verde (pero nunca verde grillo. Qué
tal). Luego más eventos. Ver que todo es más grande, ver que ya no ando sino
salto, ver que el gorjeo sale a lo voz cantada, ver que todos me ven, ver que
todos me oyen, ver que todos hablan, no entender qué hablan, pensar que dicen “punto de verde acercándose”, pensar que
no dicen “verde moho”, qué tal. Luego
me acerco, luego salto y me acerco. Veo esa oreja: tentadora. Le duele, le
raspa un poco. Luego darle a ése un gorjeo privado. Darle al mundo el amparo de
eliminar la multiplicación de los hombres.
El psicologo escoge, por voluntad u omision, la alineacion al sistema. Este puede determinar tanto su accionar como sus desconsideraciones, a un nivel disciplinar y etico. El resultado de esa transigencia es, a mi parecer, un profesional que a pesar de sus posibles buenas intenciones, termina replicando y siendo parte de ciertas formas de opresion, exclusion, y promocion de un letargo. Asi, el reto de la psicologia en la pedagogia es la generacion en el profesional de una conciencia y conocimiento de estos mecanismos ocultos de opresion, surgidos de los entes politicos e institucionales, y de las mismas relaciones situacionales.
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